Aceite de motor: Aditivos de serie y aditivos sólidos

En anteriores artículos hemos hablado de los usos de los aditivos en el aceite. Concretamente, indicamos que todos los aceites minerales tienen aditivos de serie que modifican su viscosidad para ser compatibles con los coches modernos, que requieren aceite multigrado.

El uso de aditivos normalmente se ve con malos ojos o se piensa que va a terminar dando más problemas que soluciones. Sin embargo, el 100% de los aceites de motor contiene algún tipo de aditivo. Algunas marcas lo mencionan y otras no, pero todos los necesitan.

Aditivos de serie en el aceite

De media, el producto final contiene un 80% de aceite base, sea sintético o mineral. El otro 20% son aditivos mezclados con el aceite y que le proporcionan diferentes propiedades. Además de los aditivos de viscosidad, los más comunes son:

  • Aditivos limpiadores: sin estos aditivos el aceite podría generar óxido, residuos o incluso corromperse. Estos aditivos son mayoritariamente detergentes, antioxidantes y desactivadores de metal.
  • Aditivos de control de contaminantes: hollín, carbón o diferentes ácidos pueden aparecer en el circuito del aceite. Por ello son necesarios agentes dispersantes o antiespumantes que prevengan fallos en el motor por culpa de estos residuos.
  • Aditivos lubricantes: nanopartículas, modificadores de presión o agentes de presión extrema ayudan a reducir la fricción en el motor.

La mayoría de estos aditivos de serie formulan un aceite redondo que es más suficiente para un uso normal. Sin embargo, puede que necesites aditivos para casos específicos como la regeneración de juntas o la limpieza del circuito del aceite.

Además, aunque algunos fabricantes digan que el aceite ya es perfecto y que no se puede mejorar, aún hay margen de mejora.

Graphite - A solid additive

Aditivos sólidos en el aceite

¿Qué queremos decir cuando los llamamos aditivos sólidos? Nos referimos a aquellas partículas que permanecen suspendidas en el aceite manteniendo un estado sólido. Estas partículas no alteran el equilibro químico del aceite y además le añaden mejoras notables.

Su principal función es sencilla. Dentro del motor hay piezas metálicas que se rozan entre ellas y que, si no hubiera aceite, terminarían desgastándose en muy poco tiempo. Gracias al aceite estos puntos críticos reducen su tendencia al desgaste. Sin embargo, ya de fábrica pueden contener irregularidades imperceptibles en su superficie y que, pese al aceite, puede generar pequeñas pérdidas de rendimiento.

Para evitar este problema, los aditivos sólidos generan una película sobre la superficie que reduce la fricción de una forma que el aceite, de serie, no permite. El molibdeno, el teflón, el grafito y, más recientemente, la cerámica, son muy buenos ejemplos de este tipo de aditivos.

Como apunte, merece la pena destacar que las pequeñas partículas metálicas que se desprenden por la fricción pueden ser consideradas aditivos sólidos. A partir de cierto tamaño ya se empiezan a considerar impurezas que quedan atrapadas en el filtro del aceite. La ciencia que estudia el comportamiento de estas partículas se llama tribología.

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